lunes, 20 de junio de 2016

Antonio Díaz reseña Ninefox Gambit, de Yoon Ha Lee

Siempre es un placer acoger reseñas de Antonio Díaz, y más aún cuando se trata de un libro tan interesante con la novela de debut de Yoon Ha Lee: Ninefox Gambit. ¡Espero que os guste!

Banda sonora de la reseña: Antonio sugiere leer esta reseña escuchando Mad World, de Gary Jules (Spotify, YouTube). 

Ninefox Gambit es la primera novela de Yoon Ha Lee, autor que ya tiene un cierto recorrido en el mundo del relato y la historia corta. A destacar, Conservation of Shadows, una antología de relatos que me viene muy bien recomendada, aunque todavía no le he hincado el diente.

Esta novela debut narra el asedio a la fortaleza Scattered Needles, una de las más importantes del hexarchate. Cuando comienza la acción, ha sido tomada por un grupo de herejes, no se sabe muy bien cómo, y es tarea de Kel Cheris recuperarla. Como arma secreta, el hexarchate le concede su petición de liberar al general y genio militar Shuos Jedao, que nunca ha perdido una batalla. Sin embargo, el general Jedao lleva más de trescientos años encerrado en prisión por aniquilar totalmente en su última batalla a dos ejércitos: el enemigo y el suyo propio.

La novela tiene un comienzo muy duro e intrincado. Yoon Ha Lee te lanza en medio de un combate sin demasiada explicación y te hunde en un mar de términos y conceptos desconocidos. Sin embargo, tras un primer capítulo bastante confuso (y que tuve que releer muy cuidadosamente), el nivel de la terminología se relaja y espacia un poco y descubres que se entiende bastante más de lo que parecía en un principio.

El hexarchate (término inglés para, imagino, “hexarcado”) es una sociedad formada por seis facciones (Kel, Andan, Rahal, Shuos, Nirai y Vidona) que desempeñan diversas funciones (los Kel son la carne de cañón del ejército, por ejemplo) para gobernar un imperio colosal. A mi entender, lo más llamativo del libro es el “calendar system”, como es denominado en la novela, y que parece ser algo (no me queda muy claro si son matemáticas o un artefacto) que sirve, entre otras cosas, para dar vida a la tecnología. Un arma diseñada para un calendario puede no funcionar en otro o puede tener un efecto totalmente imprevisto (y muchas veces devastador para todos los implicados). Lo curioso del asunto es que un calendario en particular sólo parece funcionar en una zona si la gente tiene unas creencias concretas. En una democracia no pueden compartir todas las variables de un calendario que tiene una tiranía, etc.

Este worldbuilding es bastante ingenioso, en gran parte gracias a esta curiosa manera de interpretar el uso de la tecnología. Puesto que el gobierno necesita que la gente crea firmemente en que el Alto Calendario es el único válido (o las naves no volarán y los cañones no dispararás en la dirección correcta), Yoon Ha Lee construye en el hexarchate un imperio con un fuerte aire de extremismo religioso. Se deja entrever la existencia de la programación mental, el adoctrinamiento, la reeducación y otros conceptos muy distópicos como herramientas justificadas e imprescindibles para el funcionamiento de la sociedad. A esto se le une el concepto de las “formations”: agrupaciones de individuos (normalmente soldados en el campo de batalla) que, cuando adoptan unas posiciones grupales determinadas, consiguen efectos extraordinarios (como el funcionamiento de tecnología exótica o alteraciones en el cuerpo y la mente). La verdad es que de no ser por su ambientación futurística, uno casi podría pensar que nos encontramos ante un sistema de magia más propio de una novela de fantasía épica. Pero bueno, la Tercera Ley de Clarke dice: “Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”. Pienso que Yoon Ha Lee permite así que cada uno realice sus propias interpretaciones sobre el funcionamiento real del sistema.

En el apartado de los personajes, la palma se la lleva la pareja protagonista: Cheris y Jedao. Forman un binomio muy potente. Kel Cheris no es una joven inocente pero su honestidad y lealtad contrastan con la figura mucho más gastada y cínica que es Jedao. Yoon Ha Lee utiliza el contraste entre ambos para explicar cómo se ha ido alcanzando el estado de fanatismo que abunda en el hexarchate. Sin embargo, nadie destaca fuera de estos protagonistas, quizás con la excepción de Vahenz, que proporciona un segundo punto de vista (que esencialmente existe para ayudar a la comprensión del worldbuilding). Nirai Kujen promete ser un personaje muy interesante, pero sus apariciones son más que nada anecdóticas.

El libro transpira antimilitarismo por los cuatro costados. Yoon Ha Lee busca denunciar los horrores de la guerra poniendo el dedo donde más duele: la pérdida de vidas humanas. Los soldados en el universo de Ninefox Gambit no son más que números y se pueden sacrificar si desde el centro de mando cuadran las cifras. Sin embargo, pienso que el autor no ha conseguido todo el impacto que debería con esto, no sólo porque el lector promedio ya sabe que la guerra es espantosa, sino porque a un capítulo con grandes pérdidas humanas le sigue otro donde una carta describe la calidad de los dulces de una tienda específica o una conversación introspectiva sobre un tema totalmente distinto.

Y es que el principal problema que le he encontrado a la novela es el ritmo. Escenas muy lentas y reflexivas intercaladas con las maniobras del asedio rompían la fluidez de la lectura y me sacaban de la misma. No es que ambas líneas no sean interesantes, es más bien la división de escenas y capítulos la que no me cuadra. Quizás la novela se hubiera beneficiado de una reorganización estructural o de la existencia de otro punto adicional de vista más firme. Me aventuro a señalar que la falta de experiencia en la novela larga de su autor (que no en la escritura) es lo que más daño a hecho a Ninefox Gambit.

Aunque Yoon Ha Lee busca incorporar en el texto palabras rebuscadas (me llaman la atención unos cuantos adjetivos como: obdurately, unstinting, nonplussed, cloying, rakish, etc) la verdad es que su estilo es más bien sencillo y a pesar de lo cual un tanto confuso en las escenas de acción (aunque esto puede ser debido al sistema de calendarios). 

La novela me ha dejado tibio en algunos puntos, pero en global he de reconocer que me ha gustado (que no entusiasmado). Ninefox Gambit tiene un final interesantísimo que, aun atando la mayor parte de los hilos, deja los suficientes abiertos para que pueda adivinarse una segunda parte que promete acción y revelaciones a raudales. Especialmente por esas revelaciones (y una mayor comprensión del worldbuilding) la mantendré en mi radar. Quizás debería aventurarme a leer algunos de esos relatos para comprobar cómo se desenvuelve el autor en otros formatos.

2 comentarios:

  1. Hola :) La reseña de Leticia Lara ya me había convencido, y esta confirma mi interés. Puede que ese primer capítulo sea bastante duro para entrar en la lectura, pero por lo que se ve despúes merece mucho la pena. Un mundo interesante, un dúo protagonista potente y ese antimilitarismo es un aspecto muy interesante. Un saludo^^

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  2. La verdad es que si entras en el libro sabiendo que el primer capítulo es el más difícil no cuesta tanto. El nivel del idioma en el resto del libro no es especialmente difícil.

    Si te lo lees ya nos cuentas :)

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