miércoles, 30 de diciembre de 2015

Crashing Heaven, de Al Robertson


Banda sonora de la reseña: Sugiero leer esta reseña escuchando Going to Hell, de The Pretty Reckless (Spotify, YouTube).

Crashing Heaven, la novela de debut de Al Robertson, ha recibido reseñas elogiosas prácticamente de forma unánime desde su lanzamiento en junio, así que no quería dejar terminar en el año sin comprobar por mí mismo si la cosa era para tanto. Y debo concluir que, con algunos pequeños problemas, la verdad es que la novela es más que recomendable. 

Se ha dicho de Crashing Heaven que es una novela de cyberpunk al estilo de William Gibson, una clasificación a la que no le falta razón, sobre todo a la vista de la primera mitad del libro. De hecho, el comienzo es, casi punto por punto, una historia noir de las de toda la vida: asesinato que las autoridades no parecen interesadas en resolver, investigador denostado que se empeña en destapar los trapos sucios, mafiosos involucrados con los grandes poderes económicos... Una trama bastante clásica en la que destaca un worldbuilding muy rico y con bastantes elementos originales, con distintos tipos de inteligencias artificiales y un enfrentamiento casi de Space Opera entre Station (la ciudad del asteroide donde se desarrolla la historia) y Totality, una sociedad de seres artificiales que han conquistado medio Sistema Solar. Y, por supuesto, Hugo Fist, el impredecible habitante de la mente del protagonista y uno de los mayores alicientes de la novela. 

Mientras leía los primeros capítulos, me temía que Robertson diera completa prioridad a la trama de investigación, dejando el escenario sin desarrollar completamente, únicamente como un telón de fondo exótico pero intrascendente. De hecho, en algunos momentos, el planteamiento me recordó a Altered Carbon (Carbono alterado), de Richard Morgan, que en su día me decepcionó bastante por ser más una novela negra con elementos de ciencia ficción que una obra especulativa propiamente dicha. 

Pero mis primeras impresiones, afortunadamente, resultaron ser bastante erróneas. Según va avanzando la novela, Robertson va cambiando paulatinamente el rumbo hasta que, llegada la mitad del libro, los elementos que habían permanecido un poco en segundo plano (los dioses cibernéticos, el cementerio digital, los poderes de Hugo Fist...) explotan completamente y se tornan en protagonistas absolutos. A partir de ese momento, la historia se convierte en algo mucho más parecido a Matrix que a una novela de detectives amargados: hackers, bestias digitales, peleas en el ciberespacio... Todo ello con una buena dosificación de los niveles pirotécnicos por parte de Robertson, para evitar que las escenas más espectaculares eclipsen a la trama y consiguiendo mantener el interés hasta el final con varios interesantes giros de guión (alguno más previsible que otros, eso sí).

Es cierto que el libro también tiene algunos problemas menores. Además del comienzo un poco dubitativo que he comentado, hay algunas cosas sobre las capacidades de las distintas inteligencias artificiales y del funcionamiento del ciberespacio que nunca acaban de quedar demasiado claras porque nunca se explican con detalle. Por ello, como bien ha argumentado Brandon Sanderson en un contexto diferente, se pierde un poquito de emoción y de sorpresa en la resolución de algunos conflictos, a lo que hay que añadir que Robertson recurre, literalmente, en ciertos momentos al más puro deus ex machina.

Pese a ello, Crashing Heaven es una novela con la que he disfrutado muchísimo, especialmente a partir del momento en la acción pasa más directamente a transcurrir en el ciberespacio. Es, en mi opinión, un excelente debut y una de las novelas de ciencia ficción más recomendables del año. Tanto es así que incluso antes de terminarla ya estaba investigando cuándo se publicará Waking Hell, la siguiente novela situada en este interesantísimo universo. La fecha ya está marcada en mi calendario para no correr el más mínimo riesgo de que me pase desapercibida.       

2 comentarios:

  1. La compré en esa macrooferta que hizo Gollancz, junto con Luna. A ver si encuentro un momento para echarle un vistazo, que por lo que dices tiene buena pinta.

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  2. Yo creo que te va a gustar. Ya me contarás.

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