jueves, 16 de octubre de 2014

City of Stairs, de Robert Jackson Bennett

Banda sonora de la reseña: Sugiero leer esta reseña escuchando Losing My Religion, de R.E.M. (Spotify, YouTube).

Antes de City of Stairs, mi única experiencia previa con la obra de Robert Jackson Bennett no había sido demasiado satisfactoria. Intenté leer American Elsewhere, pero cuando iba como por la mitad me di cuenta de que ni me preocupaba lo que les pasase a los personajes (cuyas motivaciones no me convencían en absoluto) ni me interesaba la trama, así que decidí dejar de leerlo (la vida es muy corta y tal y cual). Sin embargo, este verano en la LonCon 3 tuve la oportunidad de asistir a un par de mesas redondas en las que participaba Bennett y me intrigó bastante lo que contó sobre su nueva novela, por lo que decidí darle una oportunidad.

City of Stairs es una novela independiente de fantasía urbana con algunos elementos de mitología, novela negra e incluso un toque de steampunk. Creo que la forma más sencilla de describirla es imaginando un hijo bastardo de dos de las novelas de China MiévilleThe City & The City Kraken. Sin embargo, y aunque no hay nada especialmente malo en el libro, no es tan bueno como ninguno de esos dos.

City of Stairs es, de hecho, una novela más que correcta e incluso tiene algunos momentos brillantes, particularmente los que tienen que ver con los dioses antiguos y sus artefactos milagrosos. También tiene mucho humor, algo que me sorprendió muy favorablemente. Y, por supuesto, también tiene grandes personajes, especialmente Sigrud, que roba la escena cada vez que aparece.

El punto más destacable de la novela es, sin embargo, el modo en que se acerca a temas como el colonialismo, la censura, la venganza y el abuso del poder político. La historia la escriben los vencedores, dice la máxima, y en este caso es literalmente cierto. En el primer capítulo, por ejemplo, Bennett consigue retratar una situación de opresión e injusticia, así como establecer el trasfondo de todo la novela, sin renunciar a ser totalmente irónico e incluso cómico. Y la extraña amalgama de la ciudad de Bulikov es una perfecta metáfora de la realidad social del Continente y sus habitantes.

Por desgracia, City of Stairs también tiene algunos problemas que han impedido que me convenza del todo. Bennett se apoya excesivamente en los diálogos para revelar hechos clave y para proporcionar una gran parte de la ambientación. El último capítulo, incluso, es en su mayor parte una larga conversación entre dos personajes en la que todo lo que quedaba por explicar es explicado con todo detalle (un recurso muy poco elegante, si me lo preguntáis). Además, muchas de las ideas la religión y la mitología (no seré más específico para evitar los spoilers) me parecieron muy poco originales y algunos de los giros y revelaciones finales, bastante facilones. 

En resumen, City of Stairs es una buena novela pero en modo alguno la obra maestra que algunas reseñas me habían hecho creer que me iba a encontrar. Si normalmente os gusta la fantasía urbana o queréis ver cómo sale parada ante la comparación con las obras de Miéville que citaba arriba, dadle una oportunidad. Si no, podéis dejarla pasar. Tampoco os perderéis demasiado.

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