lunes, 17 de junio de 2013

The Hydrogen Sonata de Iain M. Banks

VFP: Outstanding Contribution to the Historical Process
Banda sonora de la reseña: sugiero leer esta reseña escuchando, cómo no, Hydrogen Sonata - 26th String-Specific Sonata For An Instrument Yet To Be Invented, Performed on the Antagonistic Undecagonstring For Four Hands, MW 1211 en Youtube.

The Hydrogen Sonata (como es más conocida la 26th String-Specific Sonata For An Instrument Yet To Be Invented, MW 1211es, como su propio nombre indica, una obra musical de T.C. Vilabier para el "Antagonistic Undecagonstring", un instrumento todavía sin inventar en el momento de la composición. La pieza tiene una complejidad endiablada y requiere años de estudio por parte del intérprete, que debe introducirse en el instrumento (como si de una invención de Les Luthiers se tratara) para poder tocarlo. Ah, y modificaciones corporales como, por ejemplo, añadirse un par de brazos extra, tampoco están de más. En cuanto al valor musical de la pieza en sí, puede resumirse mediante el siguiente comentario de un respetado crítico:
"As a challenge, without peer. As music, without merit." 
("Como reto, sin igual. Como música, sin méritos")    
Además de todo esto, The Hydrogen Sonata es también la última (en todos los sentidos de la palabra, por desgracia) novela de la serie de La Cultura de Iain M. Banks. Y podría pensarse que, en cierto modo, guarda muchas similitudes con la obra de Vilabier y que es meramente un ejercicio de estilo vacío de contenido. Pero creo que esa es sólo una de las posibles interpretaciones de esta novela y, posiblemente, la más equivocada de todas.

No cabe duda de que tanto The Hydrogen Sonata (novela) como The Hydrogen Sonata (composición musical) son obras que requieren un esfuerzo activo por parte para su disfrute. La lectura de este libro de Banks no resulta sencilla, sobre todo en los primeros capítulos. Frases como la que reproduzco bajo estas líneas (sí, es una sola frase) y que me niego en redondo a siquiera intentar traducir, obligan en muchas ocasiones a realizar varias pasadas sobre el texto: una (al menos) para asegurarse de que las oraciones son sintácticamente correctas y otra más (en el mejor de los casos) para intentar descifrarlas. 
Comfortably over two hundred kilometres long even by the most conservative of measurement regimes, fabulously, ellipsoidally rotund, dazzling with multiple sun-lines and tiny artificial stars providing illumination for motley steps and levels and layers of riotous vegetation - belonging, strictly speaking, on thousands of different worlds spread across the galaxy - boasting hundreds of contrasting landscapes from the most mathematically manicured to the most (seemingly) pristinely, savagely wild, all contained on slab-storeys of components generally kilometres high, each stratified within one of a dozen stacked atmospheric gradients, the ship’s cosseted internals were riddled, woven and saturated with domesticated, tamed and semi-wild life in hundreds of thousands of smaller enclosed habitats, while its buzzing, external, bewilderingly complex archi-geographic lines were made fuzzy, imprecisely seen by near-uncountable numbers of craft moving within that vast, elongated bubble of air - from smaller classes of GSV through other ships, modules, shuttles and aircraft all the way down to individual humans in float-harnesses, single drones and even smaller machines, as well as thousands of species of winged and lighter-than-air bio-creatures - the Empiricist was, in sum, home to hundreds of billions of animals and over thirteen billion humans and drones.
LSV: You Call This an Instrument?
A diferencia de lo que sucede con la obra de Vilavier, sin embargo, el esfuerzo invertido en la novela de Banks no es, ni mucho menos, en balde. La recompensa quizá no sea evidente a primera vista, pero está ahí y es muy grande. No se encuentra, quizá, en la trama, que por momentos es más una excusa para explorar que una verdadera exploración en sí misma (en este y en otros sentidos, The Hydrogen Sonata recuerda fuertemente a Excession). Se encuentra, aunque sólo a medias, en el derroche de sentido de la maravilla del que Banks hace gala una vez más y dentro del cual los planetas esculpidos merecen mención aparte. Y se encuentra, sobre todo, en la interpretación de esta obra como comentario metaliterario de toda la saga de La Cultura y, podríamos decir, de gran parte de la ciencia ficción moderna, especialmente de lo que se ha dado en llamar New Space Opera.

Al igual que la composición de Vilabier, la(s) novela(s) de Banks requiere(n) de un instrumento, el vasto universo de La Cultura, inventado ex-profeso para su interpretación. Al igual que la composición de Vilabier, esta novela de Banks es, en cierto modo, una broma, una auto-parodia, una obra que no debemos tomarnos totalmente en serio porque es evidente que ni el propio autor lo hace:
"He was basically... taking the piss, showing how... easy it was to write... how difficult to... listen to."
("Estaba básicamente... cachondeándose, demostrando... que fácil es escribir... que difícil es... escuchar") 
Comentarios como éste son muy abundantes en el texto y da la impresión de que Banks quiere indicarnos que se pueden aplicar tanto a lo compuesto por Velavier como a su propia obra.

Algo que me parece muy revelador, porque es muy posible que sea un reflejo de la visión de Banks sobre la vida, es la actitud de muchos de los protagonistas ante un evento de vital trascendencia (nunca mejor dicho): en la novela, la sociedad de los Gzilt se encuentra a punto de dar el paso sin retorno de la sublimación (abandonar este universo para ir a otro como seres virtuales), lo que es tomado con muy distintos grados de seriedad por los distintos personajes. En ese sentido, y haciendo una nueva pirueta en la interpretación de este libro, la obra puede también considerarse un profético estudio sobre cómo afrontar el propio fin de la propia existencia... y cómo a lo mejor no merece la pena darle tanta importancia.

Aún así, tampoco se echan en falta reflexiones más serias sobre la realidad, el lenguaje, la consciencia o la identidad. En concreto, los experimentos mentales (literalmente) sobre la posibilidad y la valoración ética de simular el comportamiento de otros seres inteligentes para predecir sus acciones están a la altura de lo mejor de todo un Egan, un Chiang o un Watts. Ahí es nada.  

Por todos estos motivos, creo que este libro, aunque es totalmente recomendable para cualquier aficionado a la ciencia ficción, será especialmente apreciado por los seguidores habituales del escritor escocés, que encontrarán aquí todos los elementos característicos de la saga de La Cultura, con especial protagonismo de las Mentes y las Naves. Por si a alguien le quedaba alguna duda, uno de los propios personajes se encarga de aclararnos lo que era obvio:
The Culture stopped being a human civilisation almost as soon as it was formed; it's been basically about the Minds for almost all that time.
 (La cultura dejó de ser una cultura humana casi tan pronto como se formó; se ha tratado de las Mentes durante casi todo este tiempo.)
(ex-)GCU: Smile Tolerantly
Estas naves, además, reciben aquí algunos de los mejores nombres (que ya es decir) de toda la serie: "Mistake Not..." (hay que leer la novela para saber qué va tras los puntos suspensivos), "Passing By And Thought I'd Drop In", "Contents May Differ", "You Call This Clean?" y, mi indiscutible favorito, "Just the Washing Instruction Chip in Life's Rich Tapestry" (que, de nuevo, puede ser interpretado como un meta-comentario sobre el propio libro).

Sin haber leído todas las novelas de la saga (aunque no me faltan demasiadas), me atrevo a decir que The Hydrogen Sonata es una de los mejores libros de La Cultura y, desde luego, un magnífico colofón para la misma. Ahora que el propio Banks ha pasado por su proceso de sublimación, esta novela constituye un grandioso resumen tanto de su obra como de su actitud ante la vida: regocijarse ante las grandes maravillas del universo y afrontar lo inevitable con una eterna sonrisa. Puede que Banks nos haya dejado físicamente, pero en sus obras, y muy particularmente en The Hydrogen Sonata, nos ha dejado un pedacito de su Mente.          

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